martes, 21 de abril de 2009

Uno más uno, dos.

He decidido hacer oídos sordos a mi propia conciencia. Sobre todo cuando me repite una y otra vez algo que –tal vez- nunca debí escuchar.

Lo más gracioso del asunto es que ni siquiera estoy molesta por haberme enterado de la noticia. Es que resulta que se me ha olvidado llevar el hígado conmigo todo el día. Y creo que mi propio hígado ha expirado, o está cerca de la fecha de expiración, porque hasta ahora no lo siento patear.

Me ha dado pena, sí, escuchar que era verdad algo que probablemente solo formaba parte de mis más alocadas alucinaciones, esas que, mientras te miras al espejo, sólo pueden ser invenciones y cosas que nunca piensas que pasarían.

Uno más uno suman dos, no tres. Ni con todo el cariño del mundo. Uno más uno suman dos.

Creo que es matemática básica. Lógica elemental.

No estoy molesta con nadie.

Qué raro en mi ¿no?

lunes, 20 de abril de 2009

En el mundo ficticio y en el mundo real.

-1-

En un mundo ficticio, todos nuestros actos harían felices a las personas que nos rodean, y por consecuencia de estos actos, miles de personas más serían felices, y así, sucesivamente hasta que todo el mundo fuera feliz.

En el mundo real, en cambio, tenemos que pensar las cosas dos, tres, cuatro y mil veces antes de hacerlas, no para que la gente sea feliz o no, si no para ver cuál es la magnitud de nuestros actos frente a los demás.

Pero, ¿qué pasa cuando al pensar esas mil veces en lo que podemos afectar o no a los demás, terminamos siendo nosotros mismos los afectados?

Porque, ¿quisiera saber por qué es tan difícil sentirse libre dentro de esto que hemos llegado a tener, esto que a veces se convierte en un suplicio del cual quiero salir corriendo, pero no puedo?

¿Es que nos hemos convertido en lo que no queríamos nunca convertirnos?

Porque yo no tengo intenciones de herirte, molestarte, fastidiarte, o sencillamente llevarte la contra. Mis intenciones son las mismas que al principio, pero quién sabe en qué magnitud.

No puedo negar que las cosas cambien, que los días sean más largos o más cortos, que las horas parezcan minutos y que las peleas parezcan interminables. Supongo que la vida es así y no siempre seremos la pareja soñada e idealizada tan estúpidamente por todos aquellos que nos conocen.

No. Ni tú ni yo somos las mejores personas en el mundo. Con un poco más de conocimiento diré que YO no soy la pareja, novia, casi esposa (si pudiéramos) perfecta. No lo soy porque te pido libertades que a mi me parecen razonables y a ti no.

No. No me estoy jugando nuestra relación por alguien del pasado.

No. No quiero tener nada con esa persona.

No. No quiero seguir hablando de esta persona durante almuerzos, cenas, camino a donde sea, o en la noche muy tarde cuando hablamos antes de dormir.

No. No quiero que esto siga tan mal como estos tres últimos días.

No. No se qué más hacer.

-2-

Pretendo verte en nueve o menos horas. Aún dudo si es que realmente quiero verte en el lugar que has escogido. Sigo pensando que eres una tentación para mí y no quiero arreglar las cosas en la cama.

No quiero mentirte y decirte que las cosas están bien o estarán bien porque aún no lo sé.
Sería tonto decirte que quiero aferrarme a algo que no estoy muy segura si exista ya.

En nueve horas podré o respirar tranquila o respirar tranquila contigo.

domingo, 19 de abril de 2009

Tengo una buena amiga.

Tengo una buena amiga.

Tengo una amiga a la que cariñosamente digo Doctora. Sí, doctora. Ella es diseñadora y yo comunicadora, pero es mi doctora y yo su doctora corazón.

Hoy nos despedimos con la seguridad de volvernos a ver. Y paradójicamente nos despedimos en el carro en el que nos conocimos hace como seis años atrás.

Hace seis años atrás yo recién salía al “mundo”. Ella, tenía la pinta de que tenía más “experiencia”. Finalmente, sin saberlo, las dos pisábamos el mismo terreno, al mismo tiempo, o bueno, eso quiero creer.

Ahora después de mucho tiempo y muchos amores, nos damos cuenta de que la amistad no cambia. Ella es dura y yo un poco más, ella es fuerte y yo mucho menos, ella tiene paciencia y yo casi nada. Ella no deja el hielo por nada del mundo y yo solo digo “¡Asu!”.

Hemos conversado de todo y de nada. Hemos estado conectadas en el Messenger por horas y nunca hemos jugado poker. Hemos ido aprendiendo la una de la otra en el camino. Hemos hablado poco, pero de verdad. Hemos fumado muchos últimos cigarros, que ahora sí dejaremos de fumar.

Hemos ido a la playa, hemos entrado al mar y nos hemos dicho “cabro, maricón, debilucha, mano de Yeti”, entre tantas otras cosas.

Estoy segura y convencidísima que nos veremos pronto y que nunca tomaremos el RC que te traje de la selva. Sé que por fin te ayudare a mudarte y que me dejarás jugar con tu Wii hasta que me canse de hacer el ridículo. Sé que dejaremos de fumar finalmente. Lo que no sé es qué haremos para no fumar, no tratar de tomarnos el RC, no fastidiarnos por mi insensibilidad y por tu súper sensibilidad, qué se yo.

Lo que yo sé es que el camino que vas a recorrer tiene público esperándote en la llegada.

Ahí estaremos a tu regreso.

La esperamos doctora.

Paz y Amor.